Hasta hace unos años, cuando salíamos al monte, no llevábamos teléfono móvil, ni GPS, ni MP3 ni nada por el estilo. Entre otras cosas porque no existían. Y además, ni puñetera falta que nos hacían. Yo particularmente solía llevar, y lo sigo haciendo cuando hago alguna ruta nueva, mapa de la zona y brújula. Punto.
Con lo divertido que es desplegar un mapa y observar a vista de pájaro los caminos, ríos, colinas, montañas, picos, carreteras, poblaciones, saber situarte en él con unas pocas referencias, en fin, como se ha hecho toda la vida.
Pues ahora no somos capaces de salir a la vuelta de la esquina sin alguno de estos aparatos.
Lo del móvil ya es de juzgado de guardia. Si por un casual se nos olvida en casa parece que se nos cae el mundo encima. Imposible salir sin él. Nos damos la vuelta estemos donde estemos y regresamos a buscarlo.
Cuando realicé las prácticas del curso de Patrón de Embarcaciones de Recreo, el profesor nos habló de los aparatos de ayuda a la navegación como el GPS, e incluso nos explicó su funcionamiento. Nos preguntó a todos los alumnos qué significaban las siglas GPS. Todos respondimos al unísono: Global Positioning System. Pues no, nos corrigió el profesor. Significan: Guarda Pilas Suficientes. Evidentemente todos estallamos en carcajadas. El profesor, muy serio, nos dijo que nos imagináramos en una embarcación en medio del mar, en un momento dado tenemos que situar nuestra embarcación en la carta náutica y el GPS se ha estropeado, se ha caído al agua o se ha quedado sin pilas y no tenemos ni idea o se nos ha olvidado como se calcula la posición o como se traza un rumbo sin estos aparatos.
Sin comentarios.
Cuando viajamos en coche, lo mismo. Enchufas el GPS y a dejarnos llevar. Con lo agradable que es parar y preguntar.
Una vez me contaba un bombero del servicio de rescate de alta montaña que muchos de los rescates que realizan en la sierra de Guadarrama a personas extraviadas se podrían evitar si la gente tuviera unas mínimas nociones de orientación. Es fácil localizar un camino o una carretera a menos de una hora de distancia desde cualquier punto de la sierra.
Pues aún así la gente se pierde.
No voy a decir que la tecnología nos esté volviendo medio gilipollas, aunque lo piense, pero desde luego no contribuye a potenciar nuestros sentidos.
Os propongo que salgáis un día al monte con un simple mapa de la zona (se venden en tiendas de deporte, librerías, centros comerciales, etc. y son muy baratos) y una brújula. Marcar un sitio como objetivo y llegar hasta él siguiendo el mapa. Si además lo hacéis con niños, será una experiencia muy divertida para todos. Pero primero aprender a manejar mapa y brújula, por supuesto. Es muy sencillo.
La tecnología está muy bien si la consideramos como aparatos de ayuda. Nunca debe sustituir a nuestros sentidos y a nuestro buen juicio.
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