Desde mi más tierna infancia, o mejor dicho, desde que tengo uso de razón –estas dos circunstancias no siempre van unidas- mantengo una entrañable y fiel amistad, no con una persona, eso sería prácticamente imposible, lo de mantener una amistad con personas durante tantos años quiero decir. Insisto, mantengo una entrañable y fiel amistad con algo tan sencillo, o complicado, según se mire, con algo tan etéreo –no confundir con estéreo, aunque en este caso también sería apropiado- tan inmaterial, como es la música.
La música siempre me ha acompañado y me acompaña. Siempre ha estado y está ahí, como una amiga fiel, en los mejores y en los peores momentos. Siempre. No recuerdo haber pasado ni un solo día sin escuchar alguna melodía –esta última frase podría utilizarse perfectamente en la letra de una canción – Como decía, la música siempre está presente en mi vida, posiblemente venga de familia ya que mi padre como ya he contado en alguna ocasión se ganó la vida, en otros tiempos, con una guitarra a cuestas.
La escucho prácticamente a todas horas, desde que me levanto hasta que me acuesto, incluso cuando duermo.
Me gusta. Me gusta casi de manera obsesiva. La escucho en el trabajo, en casa, cuando viajo, cuando salgo con la bici, cuando subo a la montaña, cuando remo con el kayak, cuando paseo...
Escucho de todo, salvo excepciones por supuesto. Además la música es muy gratificante, sirve como anti-depresivo, sirve como estimulante, sirve para enamorar, sirve para desenamorar, sirve para amansar a las fieras, sirve para enfurecer a los mansos, sirve para cabrear al vecino, sirve para cabrearte con el vecino, sirve para aterrorizar, sirve para alegrar,… ah y también sirve para bailar.
Creo que nunca se inventó nada tan barato y que sirva para tantas cosas, a excepción de la aspirina por supuesto.
Se puede hacer sonar, se puede cantar, se puede acompañar. La música evoca situaciones, personas, momentos, lugares, te trae buenos recuerdos. No conozco a nadie que diga: “esta canción me trae malos recuerdos”, siempre es al contrario.
Es infinita, es para todos los gustos, para todas las razas, para todas las religiones, es para todo tipo de personas, es para todo tipo de estados de ánimo, es para todas las edades, es para listos, es para menos listos, es para ellas, es para ellos.
Si volviera a nacer, seguro que me dedicaría a la música. Dependiendo de la época en la que volviera a este mundo no sé si sería un trovador o un rockero, pero seguro que me ganaría la vida canturreando por ahí.
La música ha significado y significa mucho para mí, pero sobre todo, la música es… una amiga fiel.
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