lunes, 23 de mayo de 2011

LOS FABULOSOS ´80

              Soy un convencido y reconocido “ochentero”.
            Aquella época fue una de las que más disfruté, o al menos la que seguramente disfruté  de forma más despreocupada,  por lo que la recuerdo con un enorme cariño. Parece mentira que ya hayan pasado tres décadas desde entonces.
            Entré en esa década con tan solo trece añitos, en plena adolescencia, y me despedí de ella con veintitrés.
             Fue una época de muchas inquietudes, tenía ganas de comerme el mundo, de hacer infinidad de cosas, de viajar por todo el planeta con una simple mochila, de emprender mil negocios, de participar en mil discusiones políticas, de comprometerme seriamente con mi ideología. Miles de ideas, miles de sueños,  que luego la vida, que a veces es muy perra, se encarga de joderte y devolverte a la cruda realidad. Pero por aquel entonces, bajo el prisma de la mirada de un adolescente, todo era posible, todo estaba por hacer y todo estaba por descubrir.  
            A principios de la década comencé a trabajar, por lo que ya contaba con independencia económica; bueno, más o menos, y la vida se hacía más fácil.             
            Aquellos años disfruté de mis primeras motos, mis primeras novias, mis primeros fracasos amorosos, mis primeras fiestas, mis primeros conciertos, mis primeros viajes sin la familia, mis primeras acampadas,  el carnet de conducir, el primer coche, de segunda o tercera mano por supuesto, los carnavales en la plaza Mayor, el mundial de fútbol, con Naranjito a la cabeza, las clases en el instituto, los primeros suspensos, las primeras “pellas”, los primeros cigarrillos, las primeras litronas, los primeros calimochos… en fin, ¡qué recuerdos!.
            Los conciertos proliferaban por doquier. Surgieron infinidad de grupos con mayor o menor éxito. Algunos de aquellas bandas todavía triunfan en la actualidad, treinta años después.      No eran ni mejores ni peores que los grupos actuales, simplemente surgieron con unos estilos y tendencias desconocidos por aquel entonces y tuvieron enorme aceptación. Ahí han quedado temas como La chica de ayer, Déjame, A quien le importa, Al calor del amor en un bar, Cien gaviotas, Sufre mamón, Escuela de Calor, Lobo hombre en París, Mi agüita amarilla… la lista es interminable. Y que decir de la música que venía de fuera: Every breath you take, Brothers in arms, Time after time, Tarzan Boy, Karma Chameleon, Sweet dreams, Relax. Thriller, With or without you, Voyage voyage, por citar algunos.                        
            Todavía recuerdo algunas de las películas que se estrenaron con mayor o menor éxito: Regreso al futuro, Indiana Jones, Top Gun, Rocky, Rambo, Los Goonies, La Guerra de las Galaxias, E.T., Poltergeist, Los Inmortales, etcétera, etcétera.
            En los dos únicos canales de la tele veíamos series y programas como La bola de cristal, Aplauso, El coche fantástico, Verano azul, Dragones y Mazmorras, Un hombre en casa y los Roper, Un, dos, tres, La segunda oportunidad, Trescientos millones…
            Aquella década fue la de mi adolescencia y creo que fue una década  irrepetible en muchos sentidos.
           
            Los de mi edad saben de qué hablo.           

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