martes, 18 de septiembre de 2012

VIVAC EN LA MONTAÑA (I)

             Aprovechando unos días muy calurosos del pasado mes de agosto, le propuse a mi hijo Javier hacer la excursión montañera que tantas ganas teníamos los dos de realizar. El plan incluía pernocta. La ley prohíbe acampar con tienda de campaña en toda la sierra madrileña, así que debíamos dormir “al aire”, mucho más divertido y aventurero.
            Comentamos la idea a nuestro vecino Andrés y a nuestro querido primo Gustavo, que se animaron a acompañarnos en nuestra pequeña aventura.
            En los días anteriores a la salida, revisé el material disponible. Teníamos sacos suficientes para todos, pero nos faltaba alguna colchoneta, así como alguna linterna frontal. Decidí acercarme a mi tienda de deportes habitual y completé nuestro material.
            Como siempre y desde que era un chavalín y empecé con esto de la montaña, disfruté enormemente con la preparación de la mochila y planificación de las rutas. Además, estaba vez me acompañaban compañeros nuevos, que también es una aliciente, sobre todo porque iba a compartir vivac por primera vez con uno de mis hijos. Disfrutar de mis aficiones junto a mis hijos es una de las cosas que más me ilusionan.
            No madrugamos demasiado, los nuevos aventureros lo agradecieron. El día es muy largo y no teníamos necesidad de comenzarlo demasiado temprano. Cargamos las mochilas en el maletero del coche y emprendimos el camino hacia mis queridas montañas.
            El camino hasta el puerto de Navacerrada se hizo corto. Aparcamos el coche en la explanada del parking junto a otros vehículos. A pesar de ser un miércoles había un buen número de vehículos. Para hacer la ruta que tenía prevista, ascensión a Siete Picos, no era necesario llevar apenas material. Cargamos con algo de comida y agua, gorras y gafas de sol. Emprendimos la marcha subiendo, así, de aperitivo, el cuestón de la pista de esquí del Telégrafo. Como estamos frescos y no llevamos peso la subimos en pocos minutos. Llegamos a la parte superior de la pista. Hemos ganado una buena altura y las vistas son espectaculares, aunque al mirar hacia el alto de Guarramillas o Bola del Mundo, entristece un poco la contemplación de las cicatrices que las pistas y los remontes han dejado en su ladera.
            Seguimos la marcha ahora por camino llano. En pocos minutos divisamos la imagen de la virgen de las Nieves, en el alto del telégrafo. En esta ocasión no ascendemos este pico, no es cuestión de cansar a los novatos, ya habrá otra ocasión. Llegamos a la explanada de La Ventolera, en la línea de árboles del bosque que, en continua ascensión, nos llevará hasta la base del séptimo pico, bastantes metros más arriba. Haciendo honor a su nombre, empieza a soplar el viento en la zona, lo agradecemos porque ya empieza a apretar el sol. Aprovechamos para hacer una parada para comer y beber.
            Tras unos minutos de descanso nos ponemos de nuevo en marcha. Ahora toca esforzarse. El camino es cuesta arriba y va serpenteando por la ladera de la montaña. En ocasiones desaparece y hay que guiarse por los hitos que de vez en cuando vamos encontrando. Javi comienza a cansarse y hacemos paradas de pocos minutos para que descanse y que aprovechamos para hidratarnos con un buen trago de agua.
            Por fin llegamos al final de la cuesta y divisamos  a pocos metros de donde nos encontramos el cúmulo de rocas que conforman el séptimo pico, objetivo de nuestra excursión mañanera. Ahora Javi y el resto del grupo caminamos más ligeros hacia esa cumbre. Descargamos las mochilas en la base del pico y buscamos el sitio más sencillo para ascender a su cima. Esto si que le gusta a Javi, que en cuanto inicio la ascensión me sigue sin pensárselo dos veces. Después le sigue Andrés y Gustavo cierra el grupo subiendo en último lugar. La verdad es que esta es la parte más divertida de la ascensión. Es una escalada sencillita y a los miembros más jóvenes del grupo, es decir a Javi y a Andrés les encanta y veo que disfrutan con la ascensión.
            Ya estamos arriba. La vista es impresionante.  Nos hacemos unas cuantas fotos y mandamos unos cuantos whatsap a la familia para dar señales de vida y también un poco de envidia.
            Aquí arriba sopla muy fuerte el viento y tomamos las debidas precauciones para no despeñarnos en un descuido.
            Sacamos unas galletas y unos zumos para reponer fuerzas. Tenemos que bajar para reanudar la marcha pero se está tan a gusto y las vistas son tan relajantes que nos cuesta reanudar la marcha…
             

2 comentarios:

  1. Mi pregunta es si se puede montar una tienda para pasar la noche

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  2. No, no se puede montar tienda, pero si se puede vivaquear con un saco de dormir.

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